Esencia de Mediterráneo
A pesar de su desarrollo turístico, la Costa Brava converva aún el encanto de sus pueblos de pescadores, como Calella de Palafrugell o Begur
Tomando rumbo norte podrás acceder al impresionante Cabo de Creus, a Roses y Cadaqués pasando por Figueres, o Peralada. Siguiendo hacia el sur, podrás llegar a la hermosa localidad de Tossa de Mar pasando por Palamós, Sant Feliu de Guixols y Platja d´Aro.
Legado medieval
Pero la Costa Brava no sólo es mar. Visitar sus pueblos medievales se puede convertir en un auténtico viaje en el tiempo. Castillos, palacios, iglesias románicas y góticas, pueblos totalmente amurallados
¿te vas a perder este hermoso despliegue de arte, historia y tradiciones?
En el pueblo gótico de Pals podrás visitar su núcleo medieval monumental, alzado en lo alto de una colina, que conserva su estructura y trazado original. Ya en el municipio de Forallac, encontrarás un conjunto de pueblos muy cercanos entre los que destaca la preciosa localidad de Peratallada, con sus estrechas e irregulares callejuelas de piedra, abrigadas por un complejo sistema de murallas.
Otra cita ineludible con el medievo en esta zona es el pueblo de Monells, en cuya plaza, rodeada de antiguos arcos y pórticos, se celebra una famosa feria.
Y si te sigue llamando el patrimonio cultural de la región, ¿por qué no darte un salto hasta la capital? En el casco histórico de Girona, la “Ciudad de los cuatro ríos”, podrás apreciar curiosas construcciones medievales, un increíble barrio judío y reminiscencias árabes y romanas.
Actividades de todo tipo
Además de tumbarte al sol y nadar plácidamente, también podrás activarte, si lo prefieres: Rutas a caballo, en quad o en segways.
Bodegas del Empordà
Si te gusta el enoturismo, siempre podrás visitar alguna de las magníficas bodegas de vino y cava de la zona.
Golf a todo green
Otro de los atractivos que ofrece una escapada a la Costa Brava es la posibilidad de combinar el descanso y el relax con una excelente jornada de golf, gracias a los numerosos campos disponibles.
La Tierra de Dalí
Ésta es la tierra que vio nacer a Salvador Dalí. No te pierdas los paisajes y la luz que inspiraron al genial artista recorriendo el triaángulo Dalí.
Emìeza por el romántico castillo medieval de Púbol. Dalí le regaló este castillo a Gala en 1968 cumpliendo una vieja promesa, un castillo al que él no podía acceder sin previo permiso por escrito de su esposa ya que era su refugio personal, su lugar de descanso. Con el paso del tiempo, el castillo se convirtió en el último taller del artista y en el mausoleo de su musa y esposa.
Siguiendo unos 30 kilómetros hacia el norte llegarás a Figueres, el segundo vértice de este triángulo, donde encontrarás el mayor objeto surrealista del mundo: el Teatro-Museo Dalí. Aquí podrás deleitarte con el más amplio abanico de obras que describen su trayectoria artística y disfrutar del edificio como un todo, ya que cada rincón fue diseñado por el propio Dalí con una finalidad común: sumergirte en su hermoso, cautivador y excéntrico mundo.
Y para terminar este artístico periplo, tendrás que dirigirte hacia la costa y llegar a Cadaquès y Portlligat, la única casa estable de Dalí, el lugar en el que vivió y trabajó hasta la muerte de Gala.
Aquí disfrutarás de un paisaje único iluminado por una luz muy especial, y podrás sentir la sensación de aislamiento que atrajo al artista allá por 1930, cuando decidió instalarse en una pequeña barraca de pescadores que fue creciendo y tomando la forma actual durante 40 años.
Y ¡también Picasso!
Más al sur, en Caldes d’Estrac, encontrarás La Fundació Palau i Fabre, considerado como uno de los especialistas más prestigiosos del mundo sobre la vida y la obra de Pablo Picasso, de quien, además, fue amigo personal.
La Fundació Palau exhibe de forma permanente una parte de su fondo artístico, del que destaca especialmente una sala dedicada por entero a Picasso, con más de 50 obras de Picasso, además de muchos otros artistas, como Miró, Tàpies p Miquel Barceló, entre otros.